Declarar caduco el dogma no resuelve los problemas
 
 

Dos de los aspectos positivos importantes del discurso de García son, de un lado, la voluntad de reconciliar al Estado con la población, buscando desterrar la frivolidad y promoviendo la austeridad en el gasto y, de otro, la declaración explícita del agotamiento del Consenso de Washington, basado en el “libre mercado†y las privatizaciones.

Sobre lo primero, es claro que sin Estado legitimado y eficiente, no hay posibilidad de desarrollo, como lo demuestra la experiencia universal; menos cuando campea la falta de ética. Sobre lo segundo, la clave es que solo si se deja de lado el dogma que afirma que el mercado resuelve todos los problemas, adquiere legitimidad la puesta en práctica de políticas sectoriales.

Declarado caduco el dogma, se abre la puerta para “la promoción por el Estado de nuevas oportunidades y la acción directa del gobierno a través de las inversiones†(discurso de Alan García). Quedan así legitimados el Agrobanco, la Sierra Exportadora y el apoyo a las pequeñas y microempresas vía Banco de la Nación (rechazado por la derecha). Antes Toledo lo hizo (por ejemplo, Mivivienda), pero con sentimiento de culpa y sin convicción.

Pero hubo vacíos muy peligrosos: no se habló de la necesidad de seguir hasta el final con los procesos a la mafia fujimontesinista –que robó y destruyó al Estado- y tampoco se mencionó a las empresas públicas (recordemos que Petroperú y ENAPU tienen una importante agenda de inversiones).

Una omisión notoria fue, qué duda cabe, la reforma tributaria integral, explicitada en el Plan de Gobierno del APRA. Esta omisión es la clave del continuismo económico porque impide que los beneficios del crecimiento lleguen a los pobres mediante el rol redistribuidor del Estado (educación, salud) y la inversión, como ahora lo reconocen el propio FMI y el Banco Mundial. El quid del asunto es que la reforma de 1991 puso el énfasis en los impuestos indirectos (que gravan a toda la población) y redujo el pago de impuestos directos por parte de las empresas.

El problema no es que la tasa del impuesto sea baja sino la evasión y elusión tributaria que campean en el país (hasta PPK dijo que a las empresas no les gusta pagar impuestos), de la mano con leyes ad-hoc (DS 120 94) e incentivos tributarios insostenibles (Cerro Verde) que se prolongan indebidamente debido a los contratos de estabilidad tributaria. Asombra, también, que no se diga una palabra sobre las exoneraciones tributarias al sector financiero, que suman más de 500 millones de soles.

La omisión de la reforma tributaria hace que el discurso dispare sin ton ni son cifras de inversiones y recortes de gastos al mismo tiempo. No hay metas claras (en % del PBI) sobre el aumento de la recaudación tributaria (el Acuerdo Nacional planteó 18% del PBI) y/o de la inversión en infraestructura pública. Tampoco se habló de las regalías mineras ni del impuesto a las sobreganancias mineras y petroleras que puede generar, por lo menos, 800 millones de soles adicionales.

El problema no es, como dice de manera insolente Carlos del Solar, de la Sociedad de Minería (“si los municipios no pueden gastar S/. 1,500 millones del canon, entonces para qué quieren másâ€). Las insuficiencias en la capacidad de gasto del Estado no tienen nada que ver con su participación legítima en la renta que generan sus recursos naturales (no de las empresas).

Si en su discurso García llama al consorcio Camisea a una renegociación, ¿por qué no a las petroleras y mineras? Los contratos pueden ser modificados si hay acuerdo entre las partes. ¿Por qué no plantearlo como el derecho de un Estado soberano, en este caso legitimado por el voto popular? La reforma del Estado no es solo austeridad y eficiencia en el gasto. Implica, también, que los recursos naturales sirvan de palanca para su crecimiento (los necesitaremos cuando se enfríe la economía internacional).

Finalmente, en el discurso nunca apareció la palabra TLC con EEUU, lo que no es irrelevante porque tiene consecuencias de corto y largo plazo. ¿Será que el nuevo gobierno quiere minimizar las implicancias de un Tratado con el país más poderoso del mundo, tratado que planteó, hasta hace poco, que no se firme? No lo sabemos, no es posible tapar el sol con una omisión.



Publicado el 30 de Julio de 2006
   
 
   
 
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